domingo, 15 de diciembre de 2013

Ya llegó la navidad. NA NA NA

Una vez leí en el periódico un artículo, el cuál me hizo reflexionar, y me gustaría compartirlo con todos vosotros. 

Texto:
“Empieza la carrera contrarreloj. Las calles de Madrid lo anuncian: lucecitas, campanitas y demás adornitos componen el alumbrado navideño.

El cava más promocionado de España ya emite por todas las cadenas el anuncio estrella de diciembre con Pilar López de Ayala y una marca de turrón nos recuerda que volvamos a casa por Navidad… ¡El dos de diciembre! Con tanta anticipación llegaremos a la Nochebuena ahítos y desfallecidos solo porque algunos entienden estas fiestas como un maratón de consumismo, alegría y una fraternidad con fecha de caducidad.

Como la mayoría, me revienta que me programen con tanta antelación los sentimientos, que me llame gente que, habitualmente, se diluye en el calendario el resto del año para felicitarte porque simplemente, eres un número más en su agenda. No hay experiencia más desoladora que la de que, en estos días, alguien te suelte el latiguillo de “bueno, a ver cuándo nos vemos”, sabiendo que será improbable porque no tenemos nada que contarnos.
Lo menos perjudicial para la salud y la cuenta corriente es hibernar en este mes, refugiarse en la guarida de los afectos imperecederos y esperar a que arrecie el temporal de emociones adulteradas, tanto como la tradición en la que se ampara. Además, siempre me atraganto con las uvas y empiezo el año esparciendo su jugo sobre la alfombra”. (Cecilia García, La Razón)
¿No es acaso para reflexionar y pensar las cosas dos veces?
Por un lado tenemos el excesivo consumismo de estas fechas y como no los cumplidos navideños de personas que se acuerdan de ti nunca mejor dicho en navidad.
Y es que es increíble la cantidad de dinero que se derrocha en cosas innecesarias como: comida, juguetes, ropa y polvorones. A todo esto se suma la masiva publicidad que nos rodea, que a veces sin ni siquiera darnos cuenta se apodera de nosotros.
Os dejo una gráfica donde se refleja claramente la cantidad de derroche de dinero que hacemos.