Entre todas las artes, la música
es un modo privilegiado de expresar, transmitir y suscitar sentimientos. La
música ocupa en la vida humana un lugar muy importante. Con ella somos capaces de recordar momentos únicos, dejar nuestro
pensamiento volar hasta aquellos días en los que nada nos preocupaba, en el amor de esa persona que cambio tu vida, en la importancia de saber sonreír siempre, un bonito viaje o recordar aquella noche de copas
con tus amigos.


Estos sentimientos que nos transmite la música a su vez repercuten en nuestra conducta, es por eso que en muchas ocasiones decimos que una canción nos ha llegado.
Que la música influye en nuestro estado
de ánimo no es nada nuevo. O a caso, ¿nunca has sentido la fuerza de la música
y su capacidad para transmitir sentimientos y emociones.
Piénsalo. ¿Cómo puede ser que una serie
de sonidos sea capaz de conmovernos? La música tiene la extraña y
maravillosa propiedad de emocionarnos y de hacernos sentir muchas cosas. Hay
música que nos alegra, que nos anima, que nos hace saltar. Hay música que
nos relaja, que nos entristece, que nos inquieta, e incluso hay
música que nos da miedo.
La música nos manipula. Sólo hay
que pensar en un sencillo ejemplo. ¿Qué ocurre con la música compuesta
para el cine? ¿Qué pasaría si quitásemos el volumen de la tele y viéramos
las películas sin sonido? ¿Sería lo mismo? Pues claro que no. ¿Cómo va a
darnos miedo un monstruo, un tiburón, un fantasma o un extraterrestre sin
la música tétrica que los suele acompañar? Ante una escena trágica, ¿cómo
vamos a sentir lo mismo si a la película le falta esa
música que nos pone un nudo en la garganta e incluso nos hace llorar?
Pero el mejor poder que tiene la música es el de aislarte del mundo, relajarte y viajar al más maravilloso lugar.
Escucha música a diario, y ten unos minutos de relajación sentado en la orilla del mar.